JUEGA AL POWERCHAIR Y PINTA CON LA BOCA, LA HISTORIA DEL MENDOCINO PABLO OCHOA: “LA VIDA ES UNA Y HAY QUE VIVIRLA”

Pablo Fernando Ochoa se transformó en la gran relevación en el comienzo de la temporada 2025 de Powerchair Football. El año pasado se sumó a Malbec Warrios de Mendoza, uno de los tres equipos que se formaron en el 2024, junto a Panteras Power BA y Los Toros de Gualeguaychú. En febrero, su nombre sorprendió en la primera convocatoria de la Selección Argentina que se hizo en el Parque Sarmiento de Capital Federal. Y su rendimiento fue más que satisfactorio, hasta hizo un gol cuando nunca antes se había subido a una silla deportiva.

Pero hay más en la vida de Pablo, este mendocino de la ciudad de Las Heras que el 8 de abril acaba de cumplir 31 años. El hijo de Jorge y Gertrudis además de jugar al Power y dirigir una escuela de fútbol para más de 120 chicos, es artista: desde hace cuatro años, y de manera autodidacta, comenzó a pintar cuadros con su boca. ¡Y ya hizo uno de Power! Veamos…

Su equipo Malbec Warrios jugó sus primeros dos partidos oficiales en la Liga Desarrollo en gran nivel, el sábado 22 de marzo en Villa María, Córdoba. Los mendocinos perdieron contra Titanes de Córdoba 4-0 pero se dieron el gusto de conseguir su primer triunfo: 1-0 ante Panteras Power BA y con gol de… ¡Pablo, claro! Pero la historia no terminó ahí…

El lunes, luego de las fechas, se entrenó de nuevo con la Selección. ¡Y ahí llegó la sorpresa! Pablo llegó al “Salón de los Deportes” con un cuadro pintado por él durante el fin de semana. ¿El afortunado? Valentino Zegarelli, el capitán de la Selección Argentina. “Desde que llegué a Power todos los jugadores me recibieron muy bien y Valentino, como capitán, siempre estuve cerca de mío. El cuadro es un simple regalo y espero poder hacerle al resto de mis compañeros”, asegura Pablo.

“En la primaria no sabía escribir con la mano y aprendí a escribir con la boca hasta 4º grado. Después empecé con la mano izquierda. Siempre me gustó el dibujo, pero de más chico no me pude dedicar. Es un hobby y un cable a tierra. Puedo estar tres horas pintando y se me pasa volando. Cuando estoy nervioso o pasa algo me gusta pintar para distraerme. ¿Qué cómo aprendí? Miré tutoriales en YouTube y me largué. Compré pinturitas, tenía una madera y le hice una a mi mamá”, dice como si fuera tan fácil.

“Soy muy observador y eso me ayudó mucho. Primero empecé con caricaturas, cuadros africanos y así. Uno se equivoca y de la equivocación va aprendiendo. La realidad es que es todo práctica y le agarré la mano. Bueno, en realidad le agarré la boca jaja”, dice con otra sonrisa el artista-goleador, que sube sus trabajos (la mayoría a pedido) a la cuenta de Instagram @dibujopablo. “¿Cuánto tardo en pintar? Pinto rápido, en una hora lo tengo listo. Lo hago sobre vidro, jarrones, madera, lienzos, murales y hasta en panzas de embarazadas como ya hice una vez”, afirma y muestra la foto. Está chequeado.

Pablo nació con artrogriposis múltiple, lo que le afectó las articulaciones de todo el cuerpo, y ya pasó por 13 operaciones: “Tuve de pie, rodilla, codo, hombro. Ah, y cuando nací me quebraron el brazo derecho y no se dieron cuenta. La ligué completa ja”, dice con una sonrisa y mucho sentido del humor. “Reírse es clave para vivir mejor”, asegura.

En el colegio secundario le encantaban dos materias: matemática y arte. Y después siguió estudiando. Hoy tiene dos tecnicaturas: en Economía Social y Desarrollo Local, y en Administración de Empresas. También trabaja en el área de discapacidad de la Municipalidad de Las Heras. Ahí dirige una escuela de fútbol para más de 120 chicos y chicas. “Amo el fútbol y entrenar. Tengo buena visión del juego y eso ahora me ayuda en Power”. Está feliz de su trabajo, pero en particular por el trato que recibe: “Estoy muy cómodo y me hacen sentir como cualquiera otro. Eso es lindo porque no me tienen lástima. Esa es la equivocación que algunos tienen. Más allá de usar una silla de ruedas somos como cualquier otra persona”.

¿Sus próximos objetivos? “En Power seguir aprendiendo. Todavía me falta, tengo que adaptarme más a la silla. Y con la pintura me gustaría hacer una galería, pero para eso tengo que pintar y tener stock”.

“Me siento útil haciendo cosas, estar encerrado la cabeza te juega en contra. Prefiero moverme. La vida es única, y también es difícil, aunque por pequeñas cosas algunas personas se ponen mal. Cuando una puerta se cierra se abre la otra. Eso me han dicho y es la verdad. A mí me paso. Todo lo que hago es porque la vida es una y hay que vivirla. La disfruto”, asegura.

“Mi papa y mi mama siempre me dieron la libertad de hacer lo que quiera. Nunca me tuvieron en una burbuja. Me tomo un micro, me voy en mi silla de ruedas, en un UBER. Así tenés más libertad”, reflexiona Pablo que tiene un hermano mayor (Damián) y uno que falleció de COVID (Diego, a los 33 años) durante la pandemia. “Mi hermano es mi ángel que me cuida de arriba”, señala. Con Diego, papá de Samara de 13, fue con quien comenzó la escuela de fútbol en su ciudad.

“El deporte adaptado les cambia la cara a los chicos, la cara de felicidad y sentirse competitivo es lo más lindo que hay”, dice Pablo con total certeza. Y ya se prepara para otro viaje a Buenos Aires para entrenar, del 17 al 20 de abril, con la Selección de Powerchair Football, el nuevo deporte que le dio otro gran impulso a su vida.